martes, 28 de agosto de 2018

vacuna

 VACUNA

   

   
      Revolviendo la leche fría con Nesquick, mientras le responde un mensaje con furia a su ex, Mamá le explica a Fede que no va a pasar esta navidad con papá, porque se va de viaje con su novia nueva, y que no, que no insista, que no  le va a comprar un arma de juguete porque ese, es un juguete que fomenta la violencia.

    Revolviendo en la mochila en el  jardín, buscando a Iron Man, Fede se da cuenta que no lo trajo, y se ahoga en su llanto. Ramiro se ríe, lo señala y le dice "mariquita". Fede con los ojos empañados de lágrimas, se levanta con furia y lo empuja. La seño lo lleva a dirección y le dice que se va a quedar ahí en penitencia.

    Por la ventana de la dirección Fede ve pasar a Aquiles en su carro, lleno de cartones,  el papá azota con furia estallada el lomo del caballo,  Aquiles sueña con que es caballero del zodiaco y le caen estrellas del cielo. Se mira en el reflejo de los charquitos y viaja lejos, lejos,  al mundo del otro lado del reflejo, donde todo es al revés, y él es rubio y no tiene mocos ni tiene que irse de viaje para olvidarse por un rato que la panza duele.

    -Bestias! Dejen tranquilo a ese pobre animal indefenso! Insensibles! Grita la Señora Directora y cierra con un golpe la ventana. –“Si hay algo que no soporto es ver que maltraten un pobrecito animal inocente"-

      Revolviendo su café negro, la Señora Directora le explica a Fede que así no se juega, y se abanica, exasperada porque otra vez hace treinta y ocho grados y el ventilador  sigue roto. Porque Jorge, el de mantenimiento, está de licencia desde que al hijo casi le amputan la pierna,  porque se le escapó en la obra, la amoladora.

    Mamá revuelve  la palanca comprobando  el punto muerto, y retocándose el rimel, le hace el gesto de "no gracias " al trapito, que revuelve las monedas, las tira al aire, a ver si esta vez sale cara, a ver si cambia la suerte, se multiplican las monedas. Entonces hoy camino a casa sí puede comprar las pre pizzas, sí puede llegar y agarrar de la cintura a Patri y susurrarle - " te la creíste que no íbamos a festejar tu cumple, mira". Y también por un rato su ensueño se salpica de detergente y las burbujas se llevan la mala racha y las ganas de llorar con cada "ahora no mamita, no alcanza, no puedo".

     Llegando a la salida del jardín a Mamá se le paraliza el corazón y se revuelven las tripas porque por un segundo le pareció ver al Tío que la toqueteó desde los once hasta  los quince, pero que en la piel se siente como si fuera hasta los cuarenta.

      Cuando se suben a la camioneta,  ven pasar a Ramiro y su mamá, que le da un sopapo en la nuca al hijito al grito de -caminá guacho de mierda. Mamá le tapa los ojos a Fede y le dice -"no quiero que te juntes más con esa gente, es violenta".
   
       Revolviendo en su retina a la seño, a Aquiles y su carro, el otro lado del reflejo del charco,  a papá que se fue con una novia más nueva, Iron Man y la plastilina, cerrando ya casi los ojitos, Fede mira a mamá que lo espía por el retrovisor, y le pregunta : Mamá ¿cuál es la vacuna para la violencia?















Quería decirte

QUERIA DECIRTE

   




      Quería decirte  que te quedes tranquila, que yo mañana me levanto a darle de comer a los bichos, no hace falta que tomes frío.
    Te quería decir, pero salí del baño y ya estabas dormida. Sí, sí ya sé. Es por la salida. Que vestirse, tomarse el colectivo, comer afuera (una sola vez al mes eh! Así que elegí bien, te digo siempre), se hace tarde, volver.
 Bostezaste, y  te sonreíste.
–Ya no estamos para estos trotes- dijiste. Yo asentí.
     Te dio risa tu cansancio, tu edad. Siempre, hasta en los momentos más ruines, más duros, podés encontrarle el lado cómico.
Y mirá que los hemos pasado eh , que la enfermedad del más grande, los problemas en la escuela del más chico, cuando tuvo el accidente tu vieja, el juicio, la casa embargada, ¡cómo nos cagaron!, cuando me quedé sin laburo, el corralito.
Vos siempre le ponías paños fríos, siempre me tranquilizabas, y me hacías chistes tontos, para que se me pase y me ría. 
     Quería decirte que siempre admiré eso de vos. Pero bueno, un poco ya lo sabés. También sabés que soy duro, me cuestan esas cosas. Me hacen sentir un blandengue.

     También quería decirte que estos últimos tiempos ando medio fastidioso, no sé...me di cuenta de pronto que nuestra vida es levantarse, poner la pava, comprar el diario, preparar la comida, ver algo en la tele. La siesta. A las doce tu pastilla no te olvides, tres y media la otra. Y la de la noche, antes de dormir, los dos tenemos que tomarla. Esa sí o sí, siempre.
     Sí, ya sé, siempre te dije que me gusta la rutina, que nos gusta.
    Pero en realidad no sé si nos gusta o es lo único que conocimos.
    Quizá eso me tiene fastidioso. No sos vos, no es con vos, por más que a veces no te miro tan bien. O te contesto cortante. No es con vos. 
Pero qué voy a decirte, cincuenta años de casados, si me conocerás. Como el camino a Balcarce ida y vuelta, de memoria. Con los ojos cerrados.

     Desde hace veinticinco años salimos a comer. Cuando se pudo una vez por mes, Cuando no, más espaciado. Te acordás esa vez en Balcarce? Tendríamos veinte años, estábamos recién casados. No estaban los chicos todavía. Había una pareja de viejitos, al lado nuestro, y empezamos a hacer de cuenta que éramos ellos, un poco con ternura, y un poco con sorna “Bueno hoy te toca, hoy me tomo la pastillita y te toca. ¿Te depilaste? ¿Cómo que no? Seguís con lo de la ciática? Qué barbaridad”.
 Cómo nos reíamos, nos imaginábamos los cuerpos desnudos y nos reíamos.  De las dificultades, las conversaciones, los achaques. Vos me hacías reír mucho. Siempre fuiste la más graciosa de los dos. También la más inteligente, y la más fuerte.
 Pero eso no me animo a decírtelo ni loco.
     Cómo nos reíamos, qué época. Cómo nos besábamos, cómo nos ansiábamos, cómo nos amábamos. Qué pasión.  Qué locura.
Y ahora bueno, me cuesta. Soy duro.
    La verdad, me tiene preocupado cuando nos llegue la hora. ¿Si sufrimos? ¿Si pasan los días y nos encuentran los chicos? Hasta pensé en mandarles día por medio un mensajito, como de señal de vida. Pero si ya sé, estás loco me vas a decir.
     Recién abriste un poquito, así el ojo, como preguntándome todo bien? Sh dormí, dormí. Mientras te acaricio, te miro. Siempre me gustó mirarte dormida.
    Quería decirte que por más que me haga el chinchudo, sé lo triste y vacía que sería mi vida si me quedara solo.
    Y quería decirte que…¿ viste aquella vez, que creímos que nos estábamos riendo de la vejez?
 Era la vejez, la que se estaba riendo de nosotros.

La Tijera

LA TIJERA

 



   Necesito decirle seño, es que… yo no pude.   
   Seño... no la traje. Le quise avisar a la mami, pero ella tenía brillosos los ojos anoche y andaba de acá para allá como torbellino. Siempre se pone así cuando al Manu le empieza a  faltar el aire, encima Rober se fue hace muchos días, estaba muy borracho y la mami lo echó, pero él se llevó la moto y no teníamos cómo llevarlo. Entonces yo le dije deja Ma, me crucé del Mono y él salió con todas las manos negras. Estaba arreglando los coches de las partes esas que le traen, dice la mami que en algo raro anda el Mono, pero él enseguida se limpió la manos grandotas que tiene (son como trompas de elefante los dedos, parecían recién sacadas del barro) y me dijo decile a la mami que se quede tranquila, que yo la llevo.
   Y entonces la mami los levantó a los demás, nos pusimos las camperas y en el camino dijo puta me olvidé la frazada!  yo le agarré así la mano, pero ella no se dio cuenta, estaba muy nerviosa. Yo le veo los ojitos llenos de vidrio... es como si se le hubiera roto una botella entre los párpados.
   Una vez Rober rompió una botella en su espalda, pero esa vez la mami tenía fuego en los ojos y le dijo raja de acá bestia! Y yo pensaba ¿dónde estará ahora el Rober? Pero no dije nada para no poner más nerviosa a la mami y no va que de golpe pum se pincha la rueda del coche del Mono con unos vidrios de la calle.

    Frenó de golpe y la rueda hizo psss se desinfló como globo. Bueno así que nos dice el Mono vayan vayan yo la arreglo, la mami le quiso dar plata y él le hizo como que no, deja, así con  la mano, y se puso a arreglar la rueda. Entonces las últimas cuadras las hicimos caminando.                                                                                                                               
   Estábamos contentos porque teníamos un cruzar esa calle re gigante que pasan los autos casi volando,   de repente éramos astronautas en el espacio  que veíamos pasar los meteoritos, no sabe seño, sentía que me iban a llevar volando cada vez que pasaban.  El cuerpo se me llenaba de viento. Bueno cuestión que cruzamos corriendo de la mano y no va que casi lo pisan a Brian pero por suerte yo lo agarré de la remera fuerte y no lloró.
    Gracias al cielo! dijo la mami cuando llegamos al hospital ,no sabe seño es gigante. Se siente  un poco como un cementerio y un poco como Dios.
    Nosotros estamos contentos porque ahí sí mamá nos deja dormir todos juntos y la señora del guardapolvo nos regala alfajores y yo lloré porque no me quería volver pero mamá me dijo tenés que ir a la escuela. Y  camino acá me acordé que hoy sí o sí para hacer el adorno tenía que traerla. Y yo me acordé pero la mami tenía vidriecitos en los ojos Seño, parece que lo del Manu es un virus y a mí no me alcanza con las monedas del recreo para comprarme una y entonces quería avisarle Seño... que yo no pude traer la tijera.





























Fuimos


FUIMOS
 




     Acabamos de terminar. Hubiese deseado que haya llantos, gritos, portazos, pedidos de rodilla. Pero no. Las palabras te salían como del congelador. Con esa calma tan inexpresiva que me irrita.
     Y con lágrimas y mocos en las mejillas me subo al ascensor.
-También tengo que bajar- decís.
Y te subís.
Después de largos segundos de silencio incómodo, las miradas se esquivan y el aire se corta con gillette.
 De golpe el ascensor tambalea. Se detiene. Suena la alarma.
Sí. Hermoso.
Nos quedamos encerrados. Vos y yo. Solos. Con la ruptura fresca, el corazón roto en las manos y las tripas al aire, nos quedamos encerrados. En el ascensor del edificio donde vivimos dos años, por primera y estrenada vez, nos quedamos encerrados. Nunca falló este ascensor, hasta hoy.
      Pero bueno. Asumámoslo. 
                                                                                                                                      Así un poco fue todo. Accidentado, frugal pero con ríos de bella impostura y hasta irreverencia. Fuimos. Uff como duele el plural todavía. Ya empiezo a sentir ese sabor amargo del adiós.
      Estamos un al lado del otro y ya parecemos extraños. “Estar en el mismo lugar no implica necesariamente estar juntos. No es lo mismo estar cerca que estar al lado”- me solías decirme.
Una de las miles de frases que repetirías, tantas veces. Fascinantes, encantadoras, reveladoras al principio, y gastadas, obvias y lindando con el arte del chamuyo académico (ese sistema de justificaciones auto  referenciales que es tu psiquis), hacia el final.
    Me estoy poniendo ácida y fría. Sí, lo sé. Hay una parte de mí que es así, áspera, irónica, y por supuesto, autodestructiva. Sino la domo, va a terminar conmigo. Si estás en el lomo del toro no hay tantas opciones. O lo domás. O te tira al suelo y te rompe todos los huesos. No sabés lo duro que es vivir con esa parte .De Esa parte, y de las demás partes, vos hoy te despedís. Pero a mí todavía me toca convivir  con esto que soy. Voy a tener que volver a reunirme en una, me siento despedazada realmente.
 
   Nosotros… nos enamoramos de todo o de pedazos? Es posible enamorarse de lo limpio y dejar lo patológico encerrado en el sótano? Después de dos años, realmente, se puede llamar amor? Dejá, no viene al caso.
Lo mejor para el caso es que, sin dudas, no me hagas caso.

     -Seguro ya va a volver a funcionar, decís.
Silencio incómodo.
    -El ascensor, digo.

    Mientras te hago que sí con la cabeza, por dentro mis ideas no paran un segundo. Mis ideas no entran y salen de forma ordenada como en un ascensor. Más bien mis ideas corren, se caen, explotan, como sobrevivientes desesperados esquivando escombros en un bombardeo.


Y de pronto recuerdo ese poema que escribí una vez. “Fuimos”:


Fuiste la tabla de surf
que me enseñó a beber
la espuma de las olas,
Que me dio de beber
hasta embriagarme de sol.
Y fui ciega.
Y creí y caí.
Fuiste el salto,
la caída,
 el abismo
y la redención.
Fuimos un poco stalkers y poco talkers,
fuimos un poco hippies y un poco contestatarios 
fuimos eco amantes
Porque reciclábamos las miserias en reclamos
las mentiras en maquillajes
y la rutina en vacío.
Fuimos poco célebres y poco célibes
un poco pedantes, sí.
 Creímos que lo nuestro era único.
Fuimos un poco espejo,
y otro tanto
bastante.
espejismo.
Nos dijeron que el amor era un todo.
Y resultó ser la suma de los pocos.
Fuimos muy ingenuos
y poco ingeniosos.
Y menos mal. Eso sí.
Por suerte fuimos poco racionales.
Porque tener un amor de vitrina,
una pasión de laboratorio,
hubiese sido como querer meter
un tsunami en un ascensor.
Hubiese sido
como creer en la ingeniería del dolor,
O en la metafísica de los vendedores.

Pienso: Y vos? ¿Qué estarás pensando?
   Solíamos creernos todo. Solíamos inventarnos un pasado muy muy maquillado, casi de película, le poníamos mucho Hollywood a nuestro atrás normalito y aburrido. Necesitábamos creernos que éramos otra cosa. Y sobre todo, que parezca lo suficientemente interesante para que el otro se quede una noche más.
Nos inventamos un futuro juntos que nos quedaba inmenso y lejano. Èramos dos cascarudos entrenando para saltar en las lianas del Amazonas.
Y claro, no sucedió.
Un poco por tu soberbia defensiva. Un poco por mi ingenuidad lavada. Un poco por tu depresión congénita. Otro poco por mi adicción al nihilismo.
       Y ahí estábamos, los dos, encerrados. Habitando ese silencio.
Y de pronto salen de mi boca estas palabras, que me sorprenden hasta a mí:
-No fuimos lo que soñé. Ni por asomo. Vos no estabas ni querías estar a la altura del sueño de nadie que fuera del tuyo-.
Me mirás y arqueás las cejas. Sonreís de costado, y volvés a la pantalla. Tu amada y amante pantalla. Sin ella sí que no podrías vivir. Uffff. Aparece La Señora Ácida otra vez.
      De súbito  me viene la idea de que tendríamos que tener sexo ahora. No porque queramos. No porque todavía quede deseo. Solamente porque es muy cinematográfico. La imagen misma lo pide. No porque ardamos de pasión. Solo para estar a la altura de las circunstancias.
Pero si yo no empiezo vos no, si yo no escribo vos para qué.
Y así, se te va el día. Una relación. La vida.

      No dejo de sentirme en un incendio. Que acaba de quemarse mi casa. Y cuando llegue, voy a estar todo el año juntando los pedazos.
En cambio vos no. A vos tu casa se te transformó en iglú. Me cambias por milanesas congeladas, kanikamas de Barcelona champions league y mucha, mucha serie en polvo lista para ser aspirada.
      Otra vez se tambalea. Ni siquiera ahí amagaste a abrazarme. Otra vez quietud. Silencio.
 Y pantalla, otra vez.
      Por fin se abren las puertas. Miro el reloj. Estuvimos dos horas encerrados.
-Bueno cualquier cosa…
Ni terminaste la frase. Levantaste la mano, te pusiste los auriculares, y simplemente, te fuiste.

    Respiro hondo, miro el cielo. Otra vez los párpados mojados. Veo a través de las lágrimas un sol que derrite el asfalto. Veo cómo se aleja tu espalda por la avenida. Veo en el local de matafuegos un maniquí con un mameluco fluorescente al que le robaron un brazo y  la manga baila con el viento. Veo que se me acaba de ir el 327. En el negocio de enfrente suenan Los Charros.


La Otra

LA OTRA





Es cierto:
Me lo han sugerido varias veces.
Poder construir una máscara literaria, y desde ahí gatillar.
Victoria Nereidas, Antonia Bahía, Josefina Pietro..
Una a una, han venido. Se han presentado, se han ofrecido.

Es cierto, también:
(les confieso) me sentí tentada.
El recreo del cansancio de tener que ser yo.
La alter ego que tenga el permiso otorgado de decir sólo la verdad.
Pero...
Y si ella crece y se vuelve más real que la verdad?
Y si la tan osada se divierte diciendo lo que no me atrevo, y haciendo lo que no?

Si llego a casa un día y la encuentro montada a carcajadas en un toro mecánico que cambió en la Feria por los textos que tan cuidadosamente guardé por si acaso?
Si la veo ostentarse de mis recetas, de mis bondades, de mis sacrificios?
Si se tiñe el pelo, se cuelga de una tela, compra un megáfono y sale a contar por el barrio mis secretos más profundos?
Si desde una avioneta lanza papelitos con mis escritos de los quince, los dieciocho para poder después mofarse de mi inexperiencia, brindando con ron y tequila con mis amigos y con todos mis enemigos?
Si me deja desnuda frente a la platea de caníbales famélicos y despiadados de la crítica?
Y si ella toma mi cuerpo y lo vuelve una torpe marioneta violenta de espasmos sin sentido? Y recorre el mundo con su espectáculo, se vuelve millonaria a mi pesar?
¿Si su fortuna es a mi merced?
Y si de repente en el baño hay un retrato mío con dardos? Si me convierte en figura vudú,  encuentro en la almohada una brujería de plumas de gallinas ? Y se precipita la hechicera, y esa soy yo?
Y si ella organiza una cita con mi amado, prende las velas, elige el vino, cocina gourmet, aprende a tocar el piano, a bailar tango,  lo seduce, y ella le gusta más que yo?
Y si se proclama soberana de mis decisiones?
y se ríe de mí, de mi debilidad y mi pequeñez?
Y si la tan embustera toma mi cara, mis gestos, se acuesta en mi cama y canta mi canción?
Y si ya Los Otros me desconocen,
Las puertas no me abren,
Las palabras se me rebelan,
Porque espantada e inmóvil veo como me volví invisible,
Porque ella es ahora gigante, inmensa, poderosa
Y más real que la verdad?
Y si…?




Nina Ferrari

Desde la esquina


Y pensar que me pedias, por favor, que te lleve de la mano..y desde abajo me mirabas..con esa sonrisa mezcla de picardía y complicidad…”Mi picarona” te decía yo..
Papi llévame en la “toto”. Como no te salìa moto, le decías asì.
La Toto. Si nos habrá llevado..a las plazas las tardes de sol, al dique, a las “montañas” (para vos que eras tan chiquita eran montañas”) de la autopista. Con frìo, con sol. Te gustaba ir en el medio y que te hagamos “sambuchito”.
Desde que empezó el año empezaste con eso de que querìas ir sola.. que estàs grande ya..que te da vergùenza esa moto toda destartalada..que pin que pam..Tu madre estaba por ceder..pero yo no. Ni loco. Prefiero, como siempre ser el ogro, y acompañarte. Y verte que hayas entrado bien.Desde la esquina.
Ya sè que eso te enojò y estuviste dos semanas sin hablarme. Distante. Yo me hago el fuerte, que no me importa, pero cuando nadie me ve..me voy al fondo, y le doy a la leña con el hacha. Y puteo y me pregunto còmo se hace. Y maldigo esta puta edad . Y pienso y le doy vueltas . Y hasta a veces lloro.
Sè que fueron exactamente dos semanas, por lo del cumpleaños. Yo estaba como tarambana por soplar directamente y me sorprendió tu voz justo detrás miò . “Los deseos” . Y yo no reaccionaba, porque me habìas hablado. “Que pidas los tres deseos papi”. No podía creer, escuchè de nuevo ese dulce “Papi” como hacìa creo dos o tres años no me decías . “Que pidas los tres deseos papi” Ah si! Dije..Se me puso la mente en blanco.. y me lo saquè de encima y soplè enseguida..como cuando en el tutti frutti decías O y un segundo después “Z”.
Te digo la verdad, no deseè nada, hija. Si te enteràs te vas a enojar..porque vos y tu madre dicen que es de mala suerte. Es que..hace tanto que no deseo..que no fantaseo. Hace tantos años que me puse el cassette de todo lo que tengo que hacer, de ser el hombre de la casa, de la plata, las responsabilidades..vas a pensar què pavo..pero es como jugar a la pelota.. el deseo se atrofia sino practicàs. Pero bueno que te voy a salir con toda esta cantinela ahora a vos.. Algùn dìa por ahì me entendès.. pero pensandòlo mejor...ojalà que no.
Yo pienso que tengo que estar fuerte, que yo tengo que ser la base donde vos te paras. Si yo dudo, si yo flaqueo, què te queda a vos? Siempre pensé asì, y ahora estoy grande y me cuesta cambiar. Parece que sè todo, que estoy seguro, pero no.
Ya no soy el Super hombre que te desataba los nudos de la soga de saltar y te pegaba las muñecas rotas. El genio que resolvía las cuentas mentalmente. El Guardìan que no le tenía miedo a nada y te protegía de cualquier pesadilla que osara molestarte. Ya no soy ese. Ya no sos esa. Somos otros, aunque seamos los mismos.
Tu madre me recrimina, què pareces de acero, que no te afecta en nada. Pero en el fondo sabe. Me conoce.
¿Què no me va a afectar? ¿Què no voy a tener miedo? Miedo de la noche, miedo de las drogas. Que no te quieran, que te lastimen, que te pase algo en la calle y yo no estè ahì para protegerte. Que te dejen embarazada. La otra vez me salió con lo de que te hable de ese tema. De còmo cuidarse. Ta loca. Yo no puedo. Se me cae la cara. Mejor que te hablen de esas cosas en la escuela.
Pero a lo que màs miedo le tengo , es a que te alejes tanto que ya no me quieras màs.
Pero si es lo que necesitas, el ogro con quien pelear, el que te marque la cancha, Lo Voy a hacer. Lo que sea que haya que hacer ,voy a hacerlo. Es asì. Lo asumì desde el primer dìa que te tuve en brazos.
Algùn dìa quizà podamos volver a hablar sin hablarnos..como en la època de la Toto. Tan tarde y tan temprano descubrì què es lo importante. Que la palabra màs hermosa que pueda decir mi boca es.. Familia.
Pero bueno. Sabès què. Por ahì esto te ponga contenta. Para el próximo cumpleaños, ya tengo mis deseos:
Mi primer deseo es que ascienda Platense.
Mi segundo deseo es que me vuelva a crecer el pelo en toda la cabeza .
Y mi tercer Deseo es ... quedarme con todo lo malo, y que te quede todo lo bueno.
Poder absorber todo el miedo, toda la frustaciòn, todo el daño, y que a vos te queden los sueños, el disfrute y la libertad .
Sì. Ese es mi deseo.
Ver como te realizas, plena.
Mientras yo te espìo, y me sonrìo, miràndote,
Desde la esquina.

binaria

En la fila del chino
me descubrí con dos latas
Imperiales.

Entonces recordé el mundo binario.
Donde dos amanecen,
Y se acuestan,
se cocinan
 se esperan.
Y se toma cada uno su lata,
A su salud.

Ahora el espacio vacío
Lo ocupa otra lata.

Qué culpa tiene el alma
De querer completar
Esa mitad que ya no está ?
No siempre uno más uno es dos?
Dos menos uno, da siempre medio?

Quizá el problema no sea
El espacio vacío
 que se intenta llenar con cerveza.
Ni el vacío,
Ni la cerveza,
Ni la aritmética.

Sino haber querido
Encerrar al amor
Y a la pasión

En una fría e inerte
Fórmula  binaria.