martes, 23 de marzo de 2021

En mis chancletas

 EN MIS CHANCLETAS





Tranquila, que acá nadie le va a hacer nada.

Ahí, al lado del anafe hay un balde. Cuando quiera tomar mate o tomar agua traiga de la canilla de afuera. 

¿Escuchó? No vaya a tomar la de acá adentro que va a estar descompuesta veinte días seguidos.

Cuando tenga que ir al baño, y tirar la cadena, tenga cuidado que no corta, tiene que meter la mano y bajar usted la palanquita. Hace rato que pierde agua la mochila del inodoro, rompió las uniones de la tapa, anda floja no vaya a ser que le pellizque la colita.

¡Pero vamos, mujer! Una sonrisita, era un chiste, para romper el hielo. La verdad es que en bastante insulsa de veras, en vivo. En la tele parecía más linda.

Bueno, le decía del inodoro: pierde, ahí va a ver que dejamos un tachito, no se preocupe, ese no hace falta que lo vacíe, porque de ahí toman los gatos.

La van a despertar las gallinas, sí, qué va a ser. Le tiene que dar, ¿vio la bolsa esa de arpillera? Ahí está la mezcla de semillas.

Poquito que si no se enferman. Cerca del atardecer puede pasar a juntar los huevos. Con cariño que, si no, la Manchi la va a venir a picotear.

Guarda con la puerta de atrás, tiene rotas las bisagras, está así, presentada nomás. No la vaya a abrir que se sale y chau se le metieron todos los perros adentro. Ellos comen del arroz ese partido, el que está al lado de las semillas, también, una vez por día.

Si hace frío prenda el carbonero, pero no se vaya a quedar dormida que después la tenemos que pagar por buena. Y si no póngase la bolsa de agua caliente. Eso sí, no vaya a enchufar nada eléctrico que se salta la térmica.

¡Pero! ¡Esa cara! Si ya le dije que no le va a pasar nada. Me da risa que esté tan apichonada. ¡Ni que yo fuera la mismísima petisa orejuda, che!

Hambre no va a pasar, quédese tranquila que tiene polenta, fideos y porotos como para diez días.

Si tiene que bañarse el termo es eléctrico, gas natural, acá, bien gracias. Escuche, deje de lloriquear, preste atención que es por su bien. Primero lo calienta y, una vez que lo calentó, desenchufa, no vaya a ser que se me quede pegada.

Ya le dije que se quede tranquila. Es una semanita nomás, doña. 

Haga de cuenta que es como uno de esos retiros a los que se va siempre.

Es para que usted, de una vez, entienda. Piense que, en el fondo, es amor esto. ¡Yo le estoy brindando mi propia casa!

Para que, de veras, pueda estar en mis zapatos. Mejor dicho, en mis chancletas.

Usted va a vivir una semanita acá como yo vivo.

Y yo, me voy de mi prima.

Eso sí, no vaya a intentar escaparse porque ya sabe, es un barrio picante este. Además me imagino que habrá escuchado las noticias, en este barrio hay cada cosa suelta.

Tranquilita, mamita. Mientras se quede acá, no le va a pasar nada. Una semanita nomás.

Después yo vuelvo, nos hacemos unos mates, y entonces ahí vemos si tiene ganas de hablarme de esfuerzo y ajuste, ¿eh? A ver cómo le sienta a usted el sacrificio.

A ver si podemos hablar, de una vez por todas, de igual a igual, usted y yo.

¿Le parece, señora gobernadora?








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