martes, 23 de marzo de 2021

troqueles

A los nueve años

mi mamá se sentó en mi cama

me dijo que cierre los ojos

y me puso un sobre en la mano

cuando lo abrí 

había un libro

que se llamaba "El principito".


Yo amé ese libro 

desde la primera vez que lo leí

aún sin entenderlo

sin saber qué era una metáfora 

ni un lazo, ni un rito 

como el libro troquelado

de los milagros de Jesús 

que me regaló 

María del Carmen Arqueros 

una amiga de mi mamá 

compañera suya de guardias 

que me lo mandó 

y me dijo que si yo creía 

nunca más iba a estar sola.


También 

fue ella

quien la ayudó a mi mamá 

con su problema de tiroides 

que la infertilizaba

y un poco gracias a ella

nació mi hermana Lucía.


Mi hermana se llama Lucía 

pero siempre mi mamá le decía Lucero

porque se ve que ella le devolvió 

la pulsión vital

que de vez en cuando se le extraviaba

y mi papá siempre decía 

que cuando ella nació, salió un arcoíris

por eso Lucía 

es como una figura mitológica de mi familia.


Mi mamá siempre me daba regalos 

me hacía caricias

me cantaba

me decía que me quería 

yo no tuve abuelos

y quizá ella intentaba

compensar ese agujero

como quizá hago yo

con mi hijo ahora.


Yo todavía 

no entendía a los nueve

qué era una metáfora 

ni una glándula 

ni un sistema 

no conocía ni de nombre

qué era la cortisona

ni la hegemonía 

ni el abandono

ni una violación 

no podía diferenciar 

la magia de la fantasía 

los sueños de la ficción 

pero aún así 

sabía que mi mamá 

me hacía sentir a salvo

que mi papá 

estaba preocupado  siempre 

de que no me hagan daño

que mi hermana 

era algo así como un milagro.


Me gusta creer 

que mi mamá me dejó esos libros 

como llaves

porque algo en ella ya sabía 

que no iba a poder protegerme para siempre.

Supongo que de alguna manera

las madres 

intentamos dejarle troqueles 

en el camino

a nuestras crías 

porque sabemos lo violento y hostil

que se puede poner el mundo

pero también 

lo hermoso y sublime

 por eso a pesar de todo

vale la pena el viaje.


Casi tres décadas después 

los días me van erosionando

ahora soy yo 

esa madre

 que se orilla a una cama

regala un libro

da una caricia 

después de tanto

agradezco en silencio 

no tengo grandes pretensiones 

me voy desvistiendo de exigencias imposibles 

y preocupaciones inútiles 

abrazo mi fragilidad 

rezo para no caer en las trampas del ego 

porque como dice Joaquín 

"en el infierno también llueve sobre mojado"

detrás de las grandes marquesinas

del éxito y el talento

hay solo personas asustadas

mendigando cariño


aprendí

( a los porrazos) 

a no darle tanta importancia a la cabeza

le di las llaves al corazón para que maneje 

 a escuchar a mi cuerpo

a agradecer la dicha de estar viva

entre tanta muerte

que el amor es el único refugio posible

y que la fe es el verdadero milagro 

que atraviesa los umbrales de lo posible 

cuando todo parece perdido.


'Sólo se ve bien con el corazón'

decía el principito

y ahora  me doy cuenta

que me llevó 

toda una vida

de intentos 

de fracasos 

de pérdidas 

de violencias

ausencias deglutidas

 por las fauces de la serpiente

pero también 

de lazos

de metáforas

de amores y flores 

poder comprenderlo.

 

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