He visto a las mujeres de mi generación
corriendo detrás de una mujer imposible
que limpia /sabe/ ríe /cría/ cocina
/se ejercita /se actualiza /se forma / cuida /se cuida/ calma a la bestia/
suaviza todo lo que toca / sonríe/ calla
pare sin dolor
obedece sin preguntar
acepta el segundo lugar.
Esa mujer imposible
que le sonríe desde la pantalla
esa mujer imposible
que le inocularon desde pequeña con cada cuento y cada canción.
Las he visto cansarse, hartarse.
Las he visto solas en el baldío de las pantallas, desesperadas en la ambulancia del trabajo precarizado, cosificadas en la maquinaria
implacable de los estereotipos,
desahuciadas en el vacío
de las relaciones descartables.
Las he visto emprendiendo su propio sello,
las he visto dándole mil vueltas a la madeja, insomnes, preocupadas,
haciendo malabares para llegar a fin de mes, estudiando tarot en el camino al trabajo, preguntándole a la aplicación del oráculo
si acaso es esta vida la que hubieran elegido.
Las he visto partir al trabajo,
dejando a su cría indefensa,
con los senos llenos de lava.
Las he visto portar, en su cansancio eterno,
todas las desigualdades de la crianza,
las he visto extenuadas, caóticas, desbordadas.
Las he visto tratando de lidiar con la bomba frágil de su cabeza.
Las he visto padecer la presión permanente de tener que estar en todas partes, simultáneamente.
Las he visto desesperadas,
puérperas reincidentes,
intentando navegar
las aguas oscuras de su pantano,
frente a una demanda animal y constante.
Las he visto sosteniendo los cimientos
de todos los vínculos sin que nadie,
nunca
les pregunte
quién las sostiene a ellas.
Las he visto dar vuelta la llave, cerrar el candado y partir a alguna ruta incierta
que no tiene huellas.
Las he visto huir del infierno,
las he visto construir un hogar
en el medio del páramo.
Las he visto desgarradas y desterradas
por no pactar la complicidad
de su propio martirio.
Las he visto atravesar la soledad
que sus abuelas hubiesen preferido.
Las he visto como lobas,
despertar de la pesadilla de ser ovejas.
Las he visto salir, gritar, llorar, probar, maldecir, pelear, preguntar, marchar, exigir.
Las he visto como chispas encendidas
buscándose en el aire, las unas a las otras
para poder encender la pira
para que ardan definitivamente
los mandatos y los patrones
sobre sus cuerpos
sus cabezas
sus vidas.
Las he visto encontrándose, tocándose, abrazándose,
poniendo en palabras
en canciones
en danzas
toda la angustia de siglos
que ya no quieren cargar.
Las he visto tejiendo redes
tendiendo puentes
armando manadas.
Las he visto buscando precisar el origen
de la herida de su carencia.
Las he visto homenajeando la vida,
los ritos, los ciclos.
Las he visto defender como leonas feroces
su cría, su manada
y también
el derecho a perseguir la magia.
Las he visto mirando hacia el pasado,
echando luz
a la implosión psíquica de sus antepasadas.
Las he visto con las manos ajadas
juntar su propia imagen rota en el espejo.
Las he visto con ojos vendados
ofrendarse a los depredadores.
Las he visto con dolor
asumir el coraje de decidir
esta vez
invertir la dirección de la mecha.
Las he visto buscando en su sangre
algún rito que les devuelva la sabiduría
y les despeje la niebla
de tanta confusión organizada.
Las he visto tapándose el tatuaje
de lo que hasta ayer les parecía
lo certero y verdadero.
Las he visto intentado y renunciando
las he visto probando y esperando
las he visto culparse y enfermarse
las he visto pareciéndose y diferenciándose
las he visto yéndose y quedándose
las he visto transmutar y transcender
las he visto creyendo
y las he visto desilusionarse
las he visto caerse
y levantarse
una y mil veces
pero nunca jamás
las he visto
rendirse.
>3
ResponderBorrarHola hermoso! Gracias NIna por tanto
ResponderBorrarGracias por ser la bandera literaria de esta generación. Te quiero y te admiro!
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