martes, 23 de marzo de 2021

Se escribe miedo, se pronuncia dictadura

Se escribe miedo

se pronuncia Dictadura.

Con precisión de bisturí, diseñaron, como un virus implacable, el plan sistemático del terror.

No hubo error, no se les fue la mano, no hubo imprecisiones, ni accidentes al azar.

Pensaron, planificaron cómo desarmar sistemáticamente, la posibilidad de una sociedad equitativa y justa, de una patria soberana y libre.

Fueron al centro de la conciencia de clase, picanearon las convicciones, arrojaron de los aviones la voluntad insobornable, persiguieron y torturaron todas las ideas organizadas de nuestra columna vertebral colectiva.

Y así, fueron intencionalmente, perpetuando la doctrina del miedo.

Los que quedaron, intentaron seguir.

Algunos pudieron. Otros, quedaron en el camino. Otros, replegaron filas, se dieron por vencidos.

Y del miedo más asfixiante, desde la amenaza más siniestra, como próceres de fuego, desde el horizonte incinerándose de dolor, cruzaron las fronteras de lo posible, las Madres.

Ellas y su coraje.

Ellas y su resistencia.

Ellas y su ejemplo.

Ellas que lo habían perdido todo, comprendieron desde el primer día, que quedándose en casa, nunca se consiguió nada.

Frente al virus letal del terror, que se metió en las venas de la patria, ellas siempre serán nuestro anticuerpo.

Los que vinimos después, intentamos siempre estar a la altura de la historia, y cada vez que la peste del miedo nos ataca, sacamos fuerza del anticuerpo de su experiencia.

 Con precisión de bisturí, diseñaron en aquel laboratorio del terror, el modelo que nos sigue matando hasta hoy.

Muchas veces somos muy implacables  y despectivos con las generaciones que nos criaron, las que nos preceden. Quizá olvidamos (porque la amnesia también era parte del plan) que la obediencia, el silencio diciplinante y las infancias reprimidas, eran parte del plan. Al juzgarlos, tal vez perdemos de vista, que ellos también fueron víctimas.

Su dolor y su procesión por dentro, eran parte del plan.

En cada fábrica cerrada, en cada empresa privatizada, en cada cabeza colonizada, en cada ex combatiente, en cada asentamiento, en cada bala de gatillo fácil,  el plan se sigue ejecutando.

Y seguimos siendo portadores de su virus de diseño, cada vez que legitimamos, 

con el 'no te metás'

con el 'algo habrá hecho'

con el 'cada quien tiene lo que merece'

la doctrina del egoísmo y la indiferencia.

La memoria se sigue ejercitando, cada año, cada día, porque la dictadura persiste.

Porque no es patrimonio del pasado.

Con precisión de bisturí, diseñaron un macabro plan a gran escala que impactó en lo micro.

Tanto es así, que aún hoy, seguimos batallando cada día

 para poder vencer definitivamente , la violencia que inocularon en nuestras psiquis, cuando ejercemos sobre nosotros mismos, y hacia nuestros compañeros de clase, nuestra propia dictadura.

 

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